A veces pareciera que vamos dormidos caminando en la vida, sin saber por qué estamos ahí y quiénes somos para estar ahí.
Agradecemos poco y en lo único que podemos pensar es que nuestra felicidad sería más completa “Si tuviera ese puesto de trabajo”, “si tuviera este auto”, “si viajara a aquel lugar”, cuando a veces, lo que hace falta es que nos volvamos conscientes de nuestro lugar, de nuestra propia posición en el mundo y de cómo influenciamos con nuestro actuar y sentir, todo a nuestro alrededor para sentir que realmente los grandes cambios se dan un paso a la vez en nuestro día a día. ¡Somos artífices de estos cambios sin siquiera darnos cuenta!
Con cierta frecuencia, una que otra vez manifestamos una pasividad casi permanente cuando hablamos de nuestras vidas y perdemos la fascinación por nuestro propio trabajo pues comenzamos a mirar hacia fuera, curiosamente encerrándonos y acorralándonos por dejar de sentirnos libres y a gusto en lo que hacemos, pareciendo más prisioneros que dueños de nuestro propio destino y nuestras propias acciones.
La Artista 3D e Illustradora Cara Antonelli nos presta su propia mirada, en su corto de animación 3d del 2008 llamada “La torre del reloj” (“Clocktower”), donde nos cuenta la historia de una bailarina que se encuentra en similares circunstancias hasta que encuentra su propia alegría en su propio papel en el mundo precisamente cuando ve que su actuar influencia todo a su alrededor.
Dejamos entonces abierta la invitación a todo aquel que sienta esta misma sensación, a autoexplorarse, a enriquecer su experiencia de vida diaria con una renovada capacidad de ser feliz, de regocijarse en las cosas que posee, la gente que lo rodea, la influencia positiva que puede ejercer sobre su actual entorno y que quizá, no valora como debería. A veces, lo único que necesitamos es aprender a reencontrarnos.
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